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Cerrajeros Valencia hacen historia (II): La llave que pudo evitar el hundimiento del Titanic

Cerrajeros Valencia te cuenta la historia de las llaves del Titanic

Der Untergang der Titanic

Más de un siglo ha transcurrido ya desde que el naufragio de un barco se convirtiera en un desastre de tal magnitud que dejara una huella tan profunda en la memoria colectiva hasta el punto de ser constantemente recordado en relatos, documentales, noticias y películas. Pero uno de los hechos menos conocidos del suceso es que su fatal desenlace  tal vez pudiera haberse evitado si unas llaves se hubieran encontrado donde tenían que estar: a bordo del malogrado trasatlántico Titanic. Servihogar cerrajeros Valencia te cuenta el cómo y el por qué.

El hundimiento del Titanic

El 10 de abril de 1912 el Titanic, en su tiempo el barco de pasajeros más grande y lujoso del mundo, zarpaba en su viaje inaugural de las costas inglesas rumbo a Nueva York. Con alrededor de 2.224 personas a bordo, entre pasajeros y tripulantes, las zonas del barco reservadas para la primera clase estaban equipadas con todo tipo de comodidades: piscina, gimnasio, cancha de squash, baño turco,… todo ello decorado de forma majestuosa.

En cuanto a  seguridad, se consideraba insumergible porque estaba construido en 16 compartimentos estancos separados herméticamente por 15 mamparos o tabiques con puertas y compuertas de manera que éstas puedan ser cerradas rápidamente desde la cabina de mandos en caso de accidente y la inundación del casco sea parcial.

Paradójicamente en contra, portaba únicamente botes salvavidas para la mitad del pasaje y, como demasiado tarde se conoció y Servihogar cerrajeros Valencia te está contando ahora mismo) faltaba la llave que abría el armario de los binoculares con lo que los vigías designados escrutaban el mar a la búsqueda de obstáculos que interfirieran la travesía.

Iceberg a la vista sin binoculares

En aquel tiempo, el sistema habitual para controlar el peligro que representaban para los barcos los grandes bloques de hielo que se desplazan por el océano. Parece lógico pensar que los hombres que efectuaban esa vigilancia fueran, en cada momento histórico, equipados con los medios necesarios para hacer lo más eficaz posible su labor.

Cuatro días después de haber comenzado su primer viaje, la tripulación comenzó a recibir mensajes de otros barcos advirtiendo sobre varios icebergs en el camino. Sin embargo,  estas recomendaciones no fueron tomadas en serio y , aunque los vigías intentaban ser un poco más diligentes con la observación, el barco seguía navegando a toda velocidad.

A las 23:40 horas, la noche era clara, pero la luna no brillaba y los vigías no tenían binoculares, por lo que solo pudieron ver el iceberg cuando estaba delante de ellos. Cuando se dio la alarma se ordenó virar a estribor (hacia la izquierda) y poner los motores en reversa. Aunque tenía margen para hacerlo, no fue suficiente y se produjo el impacto.

Dos horas y cuarenta y cinco minutos después de la colisión, la nave se había hundido por completo. De las 2.222 personas que viajaban a bordo, tan solo se salvó el 32 por ciento de los pasajeros.

Las vueltas que da una llave

Desafortunadamente para el Titanic y sus 1.522 víctimas mortales, el responsable de la llave, el segundo oficial David Blair, fue relevado de la tripulación por un cambio de mando a última hora, pero olvidó entregarla a su sustituto, Charles Lightoller.

Sin la llave que permitía el acceso a los prismáticos, los vigías del transatlántico dependían de su vista y, por esa razón, sólo atisbaron el iceberg cuando ya era demasiado tarde.

El vigía Fred Fleet, uno de los supervivientes del desastre, declaró años después ante una comisión estadounidense que investigó la tragedia que, de haber dispuesto de los binoculares, la tripulación podría haber reparado a tiempo en la masa de hielo con la antelación suficiente para apartarlos del camino.

Blair regaló la llave a su hija, Nancy, que acabó donándola en la década de los ochenta a la Sociedad Internacional de Marinos del Reino Unido. La Sociedad la ha subastado años después por una fuerte suma.

Servihogar  te ha contado una historia de ayer y sigue haciendo historia hoy con su profesional servicio de cerrajeros Valencia.

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