Tras el arranque del ilustrado siglo XVIII, se prodigaron los avances en materia de cerrajería especialmente en la metrópoli británica y en sus colonias americanas. Los actuales cerrajeros Valencia y de toda nacionalidad tienen una enorme deuda de gratitud con estos precursores y sus más de 30.000 variedades de elementos de cerrajería patentados en algo menos de 150 años.
Pese a los años transcurridos desde su invención la seguridad razonable de las cerraduras no se había resuelto convenientemente hasta que surgieron algunas novedosas aportaciones. como la que hizo en 1778 Robert Barron cuando patentó en Inglaterra el cerrojo de tambor de doble acción. El mecanismo es el siguiente:
Un tumbador o trinquete hace de palanca que cae en un orificio del pasador e impide que se mueva hasta que es alcanzado por la llave fuera del hueco, exactamente a la altura adecuada.
Basada en este mismo esquema, la cerradura Barron tiene dos palancas de forma que la llave alcance a cada una de ellas en un momento diferente previo al posible movimiento de los pasadores.
Todos los cerrojos de palanca han seguido, desde entonces, este principio básico.
Entre las numerosas patentes norteamericanas. surgidas poco después de su independencia respecto a la metrópoli británica, Jeremiah Chubb mejoró en 1818 la palanca de cerrojo al incorporar un muelle comprimido (detector) que sujetaba cualquier palanca que llegase demasiado arriba. Joseph Bramah patentó en Inglaterra en 1784 una cerradura interesante en otra línea diferente:
Se trataba de una cerradura muy intrincada consistente en un pequeño tubo de metal con unos dientes cortados. Al producirse el empuje de la llave en su interior, baja un número de piezas deslizantes, cada una a determinada profundidad, controlada por los dientes. Sólamente al encontrarse dichas piezas deslizantes a la distancia exacta, se produce el giro de la llave y el movimiento del pasador.
Similar forma de operar presentan, como bien saben los cerrajeros Valencia de Servihogar:
Habría de ser un pintor retratista el gran revolucionario de la cerradura moderna:
En el año 1852, entregado con religioso fervor a la perfección de los sistemas de seguridad, obtuvo la patente de su primera cerradura para bancos. Su afanosa búsqueda culminó en 1862 con la invención de la cerradura de combinación o de cuadrante secreto que terminó añadiendo su apellido al ilustre nombre de la palabra llave.
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